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El lamento de Faramir (NC-17) es Print

Written by G-Skywalker

04 January 2015 | 37505 words | Work in Progress

Title: El lamento de Faramir
Author: G-Skywalker
Rating: NC-17
Pairing(s): Faramir
Warnings: incest, rape, non-con, death, underage

AU. Faramir es el menor de los hijos del Senescal de Gondor quien por derechos de nacimiento está destinado a vivir bajo la sombra de su hermano, y sufrir en silencio los maltratos físicos y psicológicos perpetrados por su propio padre en nombre de la lealtad a su sangre y al nombre de su familia. INCESTO: Hermano/hermano, padre/hijo.


[ all pages ]

La vanguardia liderada por Faramir avanzaba con sigilosa maestría entre la maleza. Habían cabalgado todo el tercer día, obligándose a tomar otra ruta más larga, pero más segura. La noche los amparaba y se deslizaban con los ojos fijos en las oscuras ruinas de Minas Morgul.
La quietud que dominaba el lugar era aplastante, el aire parecía estancado y el único sonido que escuchaba era el de su propia respiración. No le cabía duda de que los estaban esperando, y les rezaba a los dioses para que aún no hubieran sido descubiertos, no antes de que ellos determinaran las posiciones de las bestias entre las paredes y las torres derrumbadas.

Entre señas, les indicó a su compañía que se dividieran. El otro grupo avanzaría un poco más hacia el norte, y ellos continuarían en línea recta. Mientras caminaba entre la mala hierba y los árboles muertos que aún se esmeraban en permanecer sobre aquel inhóspito paraje, la determinación de Faramir seguía siendo firme a pesar de que todas las esperanzas de victoria eran casi nulas.
Cuando se sentía desfallecer, el rostro de su hermano se materializaba delante de sus ojos, así el capitán recordaba el significado de su misión y volvía a sentirse invencible.

Cuando estuvieron a unos cien metros de distancia, se detuvieron y escudriñaron entre la oscuridad. Las ruinas del antiguo reino parecían muertas como siempre, pero detrás de aquellas moles de piedra estaban escondidas las criaturas inmundas, que así como ellos, esperaban una señal del enemigo para lanzarse al ataque. Faramir sabía que lo prudente era esperar, los orcos carecían de disciplina, por lo que en algún momento los cogerían con la guardia baja.

Las horas pasaron, y en ciertos lapsos de tiempo, los Hombres de Gondor avanzaban un poco más hacia la fortaleza, cuando las nubes cubrían la tenue luz de la luna menguante.
Y fue cuando estando a 30 metros de distancia el momento llegó. Los penetrantes ojos del capitán detectaron movimiento entre las paredes de las ruinas. Desplegando rápidamente a sus hombres en un semicírculo, dio la señal a los arqueros y estos tensaron y apuntaron. Los blancos estaban fijados. Los orcos eventualmente comenzaron a inquietarse, puesto que la hora estimada de llegada de los enemigos se había retrasado demasiado y Faramir pudo escuchar la conversación de dos que estaban justo al frente de él.
“Debimos haber seguido al maldito tarco, seguramente los alertó y regresaron por más refuerzos.” dijo el más pálido con voz gorgoreante, en lengua común. “Esa escoria no pudo haber llegado demasiado lejos” contestó el otro entre risas agudas “yo mismo le clavé mi hacha, y me aseguré de que llegara bien profundo.” El pálido se sentó cerca del borde de la pared derrumbada y añadió “Si no hubieran estado más preocupados en asegurar la cena con el otro tarco, el tuyo no hubiera escapado y ya estaríamos dándonos un festín con los demás, pero estoy rodeado de imbéciles.”
Faramir escuchó golpeteos metálicos y supuso que estaban a punto de alimentarse “¡Pues no vi que te quejaras cuando obtuviste tu ración!” – “Bien pero no seré yo el que le explique lo que pasó.” – “Lástima que estés obligado a hacerlo, porque el que quedó a cargo aquí no es nadie más que tú. Te va a cortar la cabeza y se la dará de alimento a los wargos” dijo su compañero soltando una estridente carcajada, el pálido se levantó y contestó “Tú lo dejaste escapar no yo, y me aseguraré de que sea tu apestosa cabeza la que acabe entre los colmillos de MI wargo.” Un plato cayó al suelo y el otro orco añadió con rabia “¿me estás amenazando, trasgo repugnante?” – “¡¿Cómo te atreves a llamarme trasgo, basura inútil?!” y fue así como los dos orcos comenzaron una pelea a golpes y Faramir supo que era el momento.

Decenas de flechas rompieron el aire en un sonido ligero y por unos segundos la actividad en la fortaleza abandonada cesó por completo y el silencio volvió a caer pesadamente en el ambiente, roto en seguida por la voz del capitán que gritó “¡Por Gondor!”, entonces los Hombres se lanzaron a la carga y el caos reinó en Minas Morgul.

En Minas Tirith, Gandalf había permanecido toda la noche en la Casa de Curación donde reposaba Boromir.

“¿Puedes escucharme?” susurraba al oído del futuro Senescal, quien había comenzado a mostrar señales de actividad. El mago tocó sus manos y descubrió con alivio que ya comenzaban a recuperar su temperatura normal “¿Boromir…?” Había decidido no llamar a Denethor al instante de que su hijo abriera los ojos, quería tener un momento de paz con él, por si las preguntas inevitables surgían, no le pareció prudente que escuchara las nuevas de la boca de su padre. “Sigue mi voz… Boromir… sigue mi voz…” continuaba susurrando, hasta que los afilados ojos azules lograron localizar el rostro del mago “Bienvenido al mundo de los vivos” dijo con una sonrisa.

“Mithrandir…” susurró tanteando con su mano en busca de contacto “Faramir…” llamó, pero sus dedos se cerraron en el brazo del mago “… ¿Dónde está…?”

“Tu hermano no está aquí.” Contestó y la reacción violenta de Boromir no se hizo esperar, intentando levantarse de la cama, gritó desesperado “¡¿Dónde está Faramir?!”, “¡¿Dónde está mi hermano?!” Puesto que aún se encontraba débil, no fue difícil someterlo bajo su control y obligándole a recostarse de nuevo, Gandalf dijo con voz firme “Faramir está bien. Regresó sano y salvo de Ithilien.”

“¿Se encuentra bien?” repitió “Sí.” contestó el mago, con incertidumbre en el corazón. Boromir se relajó de nuevo y cerró los ojos por unos momentos. Gandalf aguardó mientras el capitán se estabilizaba. “¿Por qué no está aquí?” preguntó con insistencia, y el mago supo que sería difícil lidiar con él cuando se enterara de lo que sucedía.

“Tu hermano veló por ti día y noche Boromir, pero las obligaciones no pueden dejarse de lado y tuvo que atender una misión.” Respondió el mago con cautela.

“¿Cuántos días han pasado desde que arribamos de Ithilien?” quiso saber “una semana” contestó Gandalf “tu salud estuvo muy comprometida, pero ahora pareciera como si solo hubiera sido una simple fiebre.”

“Mi hermano…” insistía, “Tu hermano regresó en perfecto estado, no hay nada de qué preocuparse. Ahora, si quieres reponerte de una vez, será mejor que descanses.”

“¿Cuántos caballeros conforman la compañía de Faramir?” Gandalf sabía que no habría forma de tranquilizarlo, no hasta que él mismo viera a su hermano menor atravesar la puerta de las estancias, y aún así dudaría de lo que sus ojos ven, y solo el contacto aliviaría aquella zozobra. “Los suficientes.” Contestó el mago “No me hagas obligarte a dormir.” – “Por favor Mithrandir, solo necesito saber qué clase de misión le fue encomendada…” rogó, “Ya habrá tiempo para charlar y enterarse de las novedades. Ahora, descansa.” sentenció y el joven Lord hizo lo que se le pedía, más obligado por su propia fatiga.
Gandalf se marchó hasta que la respiración de Boromir fue rítmica y relajada.

El valle de Morgul se había convertido en un campo de batalla sanguinaria, los orcos apostados en la antigua ciudad sobrepasaban en número a los valientes hombres de Gondor; pero los caballeros luchaban con habilidad y ferocidad, haciendo retroceder a los monstruos hacia las profundidades del bosque. La mañana ya debería haber llegado hace mucho, pero unas nubes negras cargadas de copiosa lluvia impidieron que les alcanzaran los rayos del Sol; Faramir se preguntó si aquello se trataba de algún tipo de maleficio, puesto que el invierno todavía estaba a unos meses de distancia.
Sintió que estaba perdiendo el ritmo. No importaba cuantas decenas de orcos hubiera batido desde que comenzó la batalla horas atrás, le parecía que el número no disminuía y aquello estaba comenzando a fatigar a los Hombres.
Su mandoble atravesó la garganta de un corpulento Uruk de piel cetrina y podrida, que había presentado enérgica batalla. En esos segundos de pausa antes de que un nuevo grupo se lanzara en su contra, observó el paraje. Ya habían sufrido las primeras bajas, Faramir no tuvo el tiempo de contarlos, pero notó que era un número alarmante, considerando que su compañía era ya de por sí escasa.

En ese momento, escucharon un estruendo. Un horripilante grito de cuerno orco les erizó las pieles y oprimió sus corazones. La batalla se detuvo y el tiempo pareció congelado. Entonces Faramir escuchó una gorgoreante risa maléfica y sus ojos se encontraron con la vomitiva criatura moribunda tendida bajo sus pies, sangrante y con los ojos blancos. A pesar de su situación, el monstruo sonreía mostrando sus negros colmillos.
Una segunda tonada se hizo escuchar, las nubes se cerraron más y un viento huracanado sopló desde el este. “¿Qué está pasando?” preguntó Faramir sintiendo la opresiva sensación de que una enorme tormenta se avecinaba y ellos no tenían donde refugiarse. “El Jefe…” susurró el Uruk vomitando sangre negra maloliente de la boca torcida “El Jefe ha arribado.”

Entonces Faramir gritó con todas sus fuerzas para hacerse oír entre la lluvia “¡Reagrúpense!, ¡Reagrúpense!” Los orcos de las montañas que quedaban y que habían sido esclavizados por los Uruks huyeron despavoridos, dándoles la oportunidad a los Hombres de acatar la orden.
“¿Cuántos arqueros?” preguntó a uno de sus comandantes.
“Veintiséis, capitán.”

“Algo se aproxima.” dijo y por primera vez, el temor se reflejó en su voz. “Que los arqueros ataquen desde las ruinas. Quiero cinco grupos desplegados en la estructura de la retaguardia. En cuanto la acometida esté sobre nosotros que se nos unan en el campo de batalla, no tenemos espadas suficientes para lidiar con lo que se avecina.”

“Sí, señor.” El caballero comenzó a gritar órdenes y Faramir se dirigió a los demás Hombres.
“Sé que todos ustedes auguran lo mismo que yo.” Faramir pausó cuando el tercer llamado del terrorífico cuerno desgarró el ambiente. “Algo grande se acerca. La primera movida auténtica de las Tierras Oscuras… de lo que sea que esté emergiendo en el país maldito. Puede que haya sido una terrible insensatez haber continuado con la misión… por lo que si alguien desea dar el paso atrás y huir por su vida, entonces es libre de hacerlo, así como fue libre de escoger tomar parte de esta compañía. Pero si escoge abandonarnos en esta hora desesperada, estará obligado por el honor a ocuparse de las inmundicias que se han atrevido a cruzar la frontera de Gondor, y perseguirlas mientras ejecuta su retirada hacia Minas Tirith.”

Los Hombres no se movieron. Faramir vio el temor en sus ojos, como por unos segundos, la consideración de la oferta los hizo dudar, pero la dignidad los mantuvo en su sitio, dispuestos a esperar a la muerte si aquella era su hora. Entonces gritó la orden de esconderse en la vanguardia de la ciudad y los guerreros de Gondor se prepararon para la que sería su última batalla.

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2 Comment(s)

Ahhh, en vez de estudiar me puse a leer fics, que novedad. Suerte que me topé con uno magníficamente escrito, como éste.
Pobre, pobre Faramir. Espero que, si continuas, encuentre consuelo. En brazos de su hermano. :P

Bueeeeeno, estaré esperando. Me ha interesado :)

— N    Tuesday 26 November 2013, 17:54    #

me encanta tu historia y espero ver lo que sucede en tus próximos capítulos. Soy fan de los hermanos de Gondor aunque Boromir se adueñó de mi corazón. Esa historia de amor y respeto entre hermanos me encanta, y si va a pasar a ser incestuosa no sería dañina si restaura la paz en el alma de Faramir… espero ver mas de esta historia muy pronto!! felicitaciones!!

— Andrea    Sunday 27 July 2014, 15:38    #

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